Solo soy una princesa sin cuento,
la princesa de un príncipe que nunca apareció.
Me quedé en mi urna de cristal, esperando...
Y pasó la primavera, el verano y el otoño
Y volvió el invierno y tú no estabas.
Desde la torre más alta del más bello castillo,
miraba mi reino bajo mis pies.
¿Para qué quiero ni cortes, ni cortejos ni reinos
si tú no estás conmigo?
Ningún dragón vigila ya mis puertas.
Ya sabe tan bien como yo que tú no vas a volver.
Y sin embargo, te sigo esperando.
Mi espejo no me dice que soy la más hermosa...
No caeré dormida al pincharme un dedo...
No tengo zapatos de cristal.
¿Es por eso? ¿Por eso no vienes a por mí?
Sólo quiero que sepas que por estar contigo
mordería todas las manzanas envenenadas,
y no me pincharía un dedo, sino el corazón,
para caer muerta y no dormida.
Quizás entonces vieras que te esperaría hasta la muerte.
Que mi cuento de hadas jamás tendrá un final feliz sin tí.
Que aunque yo no soy la princesa de tus sueños...
tú si eres el príncipe de los míos.
Que mi cuento acabó en cuanto tu te fuiste,
radiante en tu caballo, llevándote mi felicidad.
Que ahora todo son brujas malas, dragones y fantasmas.
Ya no hay luz en mi aposento, que solo puede llorarte.
Que las palomas ya no cantan conmigo,
sólo gritan tu nombre, deseando que vuelvas...
Y mientras... yo espero...
¡Por dios, mi príncipe, lucha por volver!
¡Lucha contra el dragón, contra la bruja y contra el olvido!
¡No me dejes morder la manzana ni pincharme el corazón!
¡Hazme despertar con un beso...!
Que yo sólo quiero morirme contigo si te matan,
o matarme contigo si te mueres...
Por que el amor cuando no muere mata,
Y los amores que matan nunca mueren.
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